Contamos con el privilegio de tener un centro en un entorno rural que nos permite grupos reducidos, que da pie a una atención individualizada, y mezcla de edades con los beneficios que ello conlleva (respeto a los ritmos de desarrollo de cada uno, los mayores sirven de referencia a los más pequeños e identifican el punto de desarrollo de estos ya que ellos pasaron por el mismo, pudiendo así reconocer y situarse en la fase en la que se encuentran en ese momento).
Priorizamos cubrir las necesidades emocionales de cada niño/a para propiciar un entorno seguro que es la base para desarrollar todo su potencial.
A través del juego, el movimiento y la experimentación con material manipulativo se consigue un aprendizaje vivencial y significativo, en el cual el niño/a es el protagonista de sus avances y progresos, para que sean ellos que, motivados por sus intereses, vayan descubriendo y realizando nuevas conexiones entre lo que ya conocen y las nuevas situaciones, dudas o problemas que se les plantean, aprendiendo de este modo a pensar, cuestionar, imaginar y construir posibles soluciones o salidas, sin esperar a que sea el adulto quien les dé la solución a todo.
De este modo potenciamos la autoestima y autonomía consiguiendo un desarrollo integral.

Estas son las bases para que el niño/a desarrolle el proceso de aprendizaje. Si está motivado y disfruta cuando actúa, avanzará adecuadamente.
Le damos más importancia al proceso de aprendizaje que a los resultados.
Un ambiente basado en la libertad, responsabilidad y respeto, sin exigencias ni expectativas.
Los profesores/as nos consideramos acompañantes en este proceso de aprendizaje, facilitando la libertad y estableciendo los límites necesarios para una buena convivencia.
El pueblo y los espacios naturales que nos rodean (rio, monte, campo) nos ofrecen la oportunidad de interactuar con ellos y que también sean nuestro lugar de enseñanza.
Mantenemos el contacto con la naturaleza promoviendo modos y actitudes para cuidar de ella.
La ikastola es parte del pueblo y el pueblo está dentro de la Comunidad educativa. Profundizamos en la relación con la gente y con los establecimientos del pueblo (tiendas, talleres, cuadras, huertas…).
Así mismo las familias son parte del proyecto e impulsoras del mismo. Mantenemos una relación directa con las mismas, estableciendo un trato cercano.
Y todo esto lo llevamos a cabo utilizando el euskara, impulsando el cariño hacia las costumbres y cultura vasca.